De la UNIDAD DEL TODO a la fragmentación infinitesimal y de ésta a la UNIDAD/ORIGEN.

Reflexiones genéricas sobre:

De la UNIDAD DEL TODO a la fragmentación infinitesimal y de ésta a la UNIDAD/ORIGEN. (2017-2019)

“Desde el punto de Luz en la Mente del Gran Arquitecto del Universo que fluya Luz en la mente de todos los seres humanos, que la Luz descienda a la Tierra.

Dios, el Creador, el Gran Arquitecto del Universo, antes de la creación de nuestro plano de la materia física, creó y dio a luz a un ser espiritual continente y contenido de todo el Poder y Fuerzas de su Padre, fuerzas en estado latente y potencial. Este ser es su Hijo ADAM Kadmon, o el Adán primigenio espiritual, fruto de la SEMILLA divina, fruto de la propia INTENCIÓN DE DIOS de darse fuera de ÉL mismo.

Dios quiso que su Hijo -que como tal contiene el ADN espiritual de su Padre y por tanto sus atributos- se de a si mismo para, a su vez, dar vida a multitud de vidas. (Esto me recuerda el sacrificio que Dios pidió a Abraham, la de dar la vida de su hijo, como símbolo de entrega absoluta por amor a Su Voluntad, o también la figura de Jesús El Cristo, que con igual entrega proclamaba antes de darse en sacrificio: “Yo sólo hago la Voluntad del Padre” y también “Yo soy el Camino y la Vida”).

Así pues ADAM Kadmon como UNIDAD, se fragmentó en miríadas y miríadas de partículas espirituales, se dió como materia prima para hacer posible la Creación física, tal como un padre y una madre dan el más valioso de ellos mismos para crear un nuevo ser, sus respectivas semillas de vida: el óvulo y el espermatozoide que contienen toda la información genética que se plasmará en el nuevo ser.

Nos encontramos pues con la idea de que, para que algo exista, debe existir un patrón previo de existencia que en multiplicarse produce nuevas formas de vida totalmente diferente a la primigenia pero en cambio contenedora de su patrón.

La fragmentación originaria de ADAM Kadmon, o Big-bang como es llamada por la ciencia, es la expansión de un modelo o patrones espirituales que en su repetición, a diferentes escalas/planos,  acabará por formar cuerpos materiales que cumpliran la premisa de: “como es Arriba es abajo “o” a su imagen y semejanza “.

Desde la idea divina,  en el Mundo Espiritual origen de todos las cosas, hasta la materialización, que hay entre medio?

Entre medio encontramos un plano que es receptáculo de toda la potencialidad creadora, constituido por una Gradación de Fuerzas Espirituales que a consecuencia de la fragmentación y por condensación, se convierten desde la más alta esencia espiritual hasta las formas etéricas que seran el último paso previo a la materialización, y son apoyo del mundo material.

Hablamos de energías conscientes: el Nombres Divinos, las Fuerzas Arcangelcas, angélicas y finalmente, los elementales, que pertenecen al último plan no físico o mundo etérico.

Es en el plano etérico que encontramos unas formas que resultan ser el patrón de lo que podrán surgir todas las formas físicas, hablamos de los Tattwa.

Estas formas geométricas de los Tattwa son la forma etérica de las energías conscientes, llamadas entidades elementales, de cada uno de los Elementos Formativos de la materia: Éter, Aire, Agua, Fuego y Tierra.

Es posible que la combinación de estas formas etéricas, los Tattwa, pueda constituir un código, un lenguaje etérico, tal como lo es el ADN para la formación de la materia?

Los Tattwa dan la forma a los cuerpos que se materializaran en el plano físico, la dotan de contenido energético, por repetición de sus patrones, comportándose como fractales que son figuras geométricas que pueden ser divididas hasta el infinito y conservan su misma forma, estructura , potencial.

Es decir, la forma final contiene en un formato exponencialmente menor y por multitud de repeticiones, la forma original. Esta repetición infinita de las formas de los Tattwa conforman una la trama etérica que adopta la forma que acabará siendo representada en la materia para la densificación de la propia energía que emana de cada uno de los elementos de los que están conformadas (éter , aire, agua, fuego y tierra), combinados de varias maneras y en diferentes proporciones, siempre dependiendo del foco de Luz bajo el que trabajan: la Conciencia.

La Conciencia es la modeladora de las energías constructivas, y éstas pueden modelar formas maravillosas, tal como es la plena salud de las células en los cuerpos físicos de los seres vivos, como formas erróneas que provocan enfermedades.

Así pues el ser humano es el canal de reproducción del “ADN de Dios”, y este ADN está contenido en el semen, que generará cuerpos físicos siguiendo el mandato divino: “- Creced y multiplicaos”, para que almas en encarnación, en un acto se servicio, puedan llevar a cabo, además del propio trabajo de autorrealización en el despertado de la conciencia, la tarea de aportar conciencia a la propia materia del que está compuesto.

Así nos podemos preguntar … ¿Es el ser humano el recipiente donde se “cocina” nueva vida autoconsciente?

Entonces se hace comprensible la finalidad ultima del hombre: otorgar conciencia a la materia de la que ha sido conformado su habitáculo, o cuerpo físico, a fin de que esta materia, tras la restitución de los elementos que la conforman en la muerte del cuerpo físico -que ha sido habitáculo del alma durante la encarnación-, pueda acabar incorporándose al plano de los seres dotados de autoconciencia o humanidad al iniciar el ciclo de vida en y desde los sucesivos Reinos de la Creación física: mineral, vegetal, animal y humano, que se encuentran en la materia física del cuerpo.

Ángeles y elementales son los “obreros” que dan forma a la materia y la conciencia del alma humana encarnada debe ir dando un más alto nivel de conciencia a sus propias células formadas tanto de materia física como materia etérica, que irán elevando su “propio nivel de conciencia” y podrá el ser humano dar cumplimiento a: “el Reino del Espíritu está incorporado en mi carne”.

Si somos lo que comemos, bebemos, respiramos, pensamos y sentimos, somos pues el “mecanismo” por el que los elementales no autoconscientes de la creación pueden incorporarse al plan de la vida autoconsciente. Así se da también cumplimiento a la premisa de: “si yo soy elevado elevaré a otros conmigo”.

Y aquí es donde la Rueda de nuestra existencia empieza a girar empujada por la Voluntad del Yo Superior del ser humano, que da impulso al trabajo de purificación de la propia conciencia, a  nuestra alma y al mismo tiempo, sin que seamos conscientes, contribuir en el trabajo de elevación de la conciencia de los elementales que nos han conformado para que …. TODO TERMINE PARA LOGRAR ADQUIRIR VOLUNTAD AUTOCONSCIENTE DE RETORNAR A SU ORIGEN PRIMIGENIO, A LA “CASA DEL PADRE” Y TENIENDO LA CERTEZA DE QUE EL SIEMPRE ESPERA LA LLEGADA DE SUS HIJOS CON LOS BRAZOS ABIERTOS.

 

Marisa

Grupo Ejud

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marzo 17, 2021

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